29 de septiembre de 2008

muñecos


Uoooooooh


Esa es la expresión favorita de unos marcianitos verdes con tres ojos que esperan, dentro de una caja vidriada, lo que decida La garra. Es una de esas máquinas que suele haber en los parques de diversiones o en las casas de videojuegos: se pone la ficha y se acciona con una palanca una especie de guinche, La garra, con el que hay que pescar alguno de los muñecos que se amontonan dentro. En la que aparece en Toy Story hay unos alienígenas para quienes lo que haga La garra es sagrado, así que ante cualquier decisión exclaman, a coro:

Uooooooooh. Eres el elegido. Te vas a un lugar mejor.


Pero también pueden exclamar:


Uooooooh. La garra ha decidido no escoger a nadie.


O esto otro:


Uooooooooh. El Club de París aceptó la oferta. El gesto de la Argentina es muy significativo.


El servilismo con el que los medios operadores del neoliberalismo hablan de lo que pasa anda bastante cerca de estos bichitos que inventaron en Pixar. Tienen, por el aparataje financiero del Primer Mundo, una relación creyente-divinidad, muñequito-garra.

Uooooooh: muy significativo.


No se trata, tampoco, del otro extremo, somo lo má mejó del mundo y esas huevadas. Pero ya está bueno esto de subdesarrollado-corrupto, de un lado, y blanquito-primermundo-inteligente-honesto-hombrevolucionado, del otro. “Nosotros somos muy corruptos para manejar empresas fundamentales –decía el finado Neustadt, casa con canillas de oro en Martínez y etc-. Privaticemos, que los europeos y los norteamericanos nos van a dar buenos servicios”. Hace unos días Cavallo salió a decir que lo suyo fue fantástico: convertibilidad, competitividad, corralito, todo muy positivo. Los franceses de Aguas, los españoles de Aerolíneas e YPF, el menemismo a tope, la flota argentina en el Golfo, las fabulosas AFJP con viejos felices que suben a podios.

Uooooooh


Casi al final de Toy Story 2 los marcianitos, que son unos personajes muy secundarios en la saga, llegan hasta un aeropuerto y desembocan, enseguida, en el sitio en el que las cintas transportadoras distribuyen equipajes hacia todo el mundo; es un espacio que pinta inabarcable y se parece al del universo de puertas a habitaciones de niños en Monsters, otra película de Pixar: el mundo de estos monstruos funciona a fuerza de la energía obtenida de los gritos de nenes y nenas. De vuelta a Toy Story 2: cuando los muñequitos desembocan ante las cintas, dicen:

¡Ahhhhh! El portal místico


Wall Street, Morgan Stanley, Goldman Sachs, Lehman Brothers, FMI, AIG, Washington Mutual, entre algunas bandas más, el núcleo del portal. Como revientan, o parece que revientan –lo divino puede fallar-, hay que hacer unos “rescates” que, dicen, traerán secuelas. ¡Ahhhhh! El portal místico, se sigue informando. ¡Que digan que son los malditos chantas responsables del desastre del mundo, por lo menos!


La reverencia hacia la maquinaria es tal que, aún con los descuajeringues de estos días, siguen sonando los voceros. “Ah, calculamos mal”, mienten. “Mmm, sí, se van a joder”, piensan. “Ahora tienen que hacer esto”, apuntan. Hablan de estos asuntos, y de lo que habría que hacer en la Argentina, Melconián, López Murphy, Longobardi, Bonelli, Grondona, Cavallo resucitado.

Uoooooh


Los mismos exactos tipos que en los ’90. Con varios de ellos también se puede ir más atrás, a las dictaduras: ahí está Kissinger dando consejos y ofreciendo soluciones. “Los países débiles que tienen petróleo –escribió hace un par de domingos- están poniendo en jaque a los países fuertes. Debemos frenarlos”.


La figura llega hasta acá, porque a diferencia de las criaturas de Pixar estos voceros actúan de marcianitos pero saben que es un guión. Y saben cuál es su papel, su función rentable en este mundo: producir muñecos verdes, tres ojos desorbitados, que al menor movimiento de La garra digan


Uooooooh

2 Comments:

Blogger La niña santa said...

"¡Que digan que son los malditos chantas responsables del desastre del mundo, por lo menos!"

Y sí mierda, que lo digan! Qué los parió, ahora resulta que las catástrofes no sólo no pueden evitarse sino que tampoco tienen un culpable! Qué mal que hace la religión, mi dios.

29 de septiembre de 2008, 4:22 p. m.  
Blogger berlanga said...

Broda, por ejemplo: ¿Cómo puede seguir siendo consultado en tren "especialista", "voz atendible, porque sabe", etc?
Y sí, ya lo dice el sabio dicho:
La religión es el apio de los pueblos
Que sin duda debe estar ligada a esto de ser un perejil.

6 de octubre de 2008, 8:32 a. m.  

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