Mirtha, Honduras, lo de siempre
--“No me interesa para nada lo que pasa en Honduras”, largó Mirtha Legrand, y los invitados festejaron la sinceridad. Fueron muchos los días de campaña pinzados por la corrección estratégica, así que Macri, De Narváez, Solá y Michetti, capitostes políticos de la derecha empresarial electa, agradecieron la descompresión de la anfitriona almorzadora que los agasajó en su programa para celebrar el triunfo del domingo 28, día en que el presidente hondureño Manuel Zelaya era secuestrado de su casa por militares, deportado en pijama a Costa Rica y reemplazado por su ex compañero-empresario-congresista Roberto Micheletti, viejo dirigente del Partido Liberal, protagonista de un montaje que incluyó la lectura de una carta de renuncia trucha y las consabidas invocaciones a dios, la patria, lo de siempre. Esto fue hace una semana, pero la coincidencia entre un par de titulares en un par de periódicos me conectó con ese almuerzo.
--“Clima político aleja la inversión extranjera”, titulaba el 17 de junio El Heraldo, diario hondureño con sede en Tegucigalpa que se autopromociona “independiente”, “veraz”, “que busca satisfacer las necesidades informativas en un mundo con cambios constantes”: es un órgano del establishment que funciona en pro de unos golpistas tan burdos que ni la CNN puede disfrazar. Asómese y vea (www.heraldohn.com): hablan de “diálogo de buena fe”, de “incomprensión” y de los hondureños radicados en Miami que piden “paz, libertad y democracia” y “no cesan de manifestar su apoyo a la determinación judicial de suceder en el cargo a Zelaya”.
--El título de El Heraldo apareció en un informe televisivo sobre Honduras y remitió de inmediato al que usó Jorge Castro en su columna dominical de Clarín: “La crisis política aísla al país y frena el crecimiento”. El sentido de ambos títulos es un machaque constante de direccionamiento en los dos últimos años en los dos diarios. Tienen en común, además, la satanización de Hugo Chávez y la coincidencia discursiva con el empresariado neoliberal proveedor de fondos y negocios. Jorge Castro fue secretario de Planeamiento una década atrás, durante el gobierno de Carlos Menem. El 2 de mayo de 2003, camino al ballotage que nunca se produjo por el abandono del prócer al que Eduardo Aliverti llama la rata, el diario La nación daba cuenta de una reunión realizada en Las cañitas, más precisamente en las oficinas de Francisco de Narváez. El publicista Ramiro Agulla –a cargo de la reciente campaña electoral del diputado y empresario pro derecha- iba a filmar allí unos spots con el ex presidente y todavía aspirante. Menem aprovechó para anunciar ahí mismo su “futuro gabinete”: Castro sería canciller y De Narváez se haría cargo de la cartera de Acción Social.
--La interrelación entre los golpes de Estado en Latinoamérica durante los ’60 y los ’70 es tan conocida como sus consecuencias: masacres, saqueo, pobreza. Mirtha Legrand empezó con sus almuerzos durante la dictadura de Onganía y no perdió el apetito ni la sonrisa durante el Proceso, al que le festejó varias hazañas. Quizá por eso no tuvo aire en televisión abierta durante el alfonsinismo. Fue recién durante el gobierno de Menem, en 1990, que resucitó: capaz que en agradecimiento, ella le hacía unas entrevistas que a algunos periodistas agudos les parecían “muy cuestionadoras”. Desde hace unos años Legrand trabaja en el canal América, que como es sabido pertenece a De Narváez, que como es sabido es socio de José Luis Manzano, que como es sabido fue ministro del Interior de Menem y autor de otra frase también sincera, la del robo para la corona.
--A Legrand lo de Honduras no le interesa nada, pero la represión del gobierno de facto ya se cobró las vidas de dos manifestantes a favor de la restitución del presidente Zelaya y no se vislumbra en el horizonte cercano una solución pacífica. “No está tan clara la cosa allá”, dijo ella en otro programa, y puso en duda la ilegitimidad del golpe. Tampoco es que uno espere algo muy lúcido, o nuevo, de Legrand. Pero vale la pena tomar nota de festejos, indiferencias, complicidades y direcciones a partir de unos personajes, unos puntos que reunidos en el tiempo y el espacio esbozan la desgracia sonriente de ayer, de hoy, de lo que quieren que sea siempre.
--“Clima político aleja la inversión extranjera”, titulaba el 17 de junio El Heraldo, diario hondureño con sede en Tegucigalpa que se autopromociona “independiente”, “veraz”, “que busca satisfacer las necesidades informativas en un mundo con cambios constantes”: es un órgano del establishment que funciona en pro de unos golpistas tan burdos que ni la CNN puede disfrazar. Asómese y vea (www.heraldohn.com): hablan de “diálogo de buena fe”, de “incomprensión” y de los hondureños radicados en Miami que piden “paz, libertad y democracia” y “no cesan de manifestar su apoyo a la determinación judicial de suceder en el cargo a Zelaya”.
--El título de El Heraldo apareció en un informe televisivo sobre Honduras y remitió de inmediato al que usó Jorge Castro en su columna dominical de Clarín: “La crisis política aísla al país y frena el crecimiento”. El sentido de ambos títulos es un machaque constante de direccionamiento en los dos últimos años en los dos diarios. Tienen en común, además, la satanización de Hugo Chávez y la coincidencia discursiva con el empresariado neoliberal proveedor de fondos y negocios. Jorge Castro fue secretario de Planeamiento una década atrás, durante el gobierno de Carlos Menem. El 2 de mayo de 2003, camino al ballotage que nunca se produjo por el abandono del prócer al que Eduardo Aliverti llama la rata, el diario La nación daba cuenta de una reunión realizada en Las cañitas, más precisamente en las oficinas de Francisco de Narváez. El publicista Ramiro Agulla –a cargo de la reciente campaña electoral del diputado y empresario pro derecha- iba a filmar allí unos spots con el ex presidente y todavía aspirante. Menem aprovechó para anunciar ahí mismo su “futuro gabinete”: Castro sería canciller y De Narváez se haría cargo de la cartera de Acción Social.
--La interrelación entre los golpes de Estado en Latinoamérica durante los ’60 y los ’70 es tan conocida como sus consecuencias: masacres, saqueo, pobreza. Mirtha Legrand empezó con sus almuerzos durante la dictadura de Onganía y no perdió el apetito ni la sonrisa durante el Proceso, al que le festejó varias hazañas. Quizá por eso no tuvo aire en televisión abierta durante el alfonsinismo. Fue recién durante el gobierno de Menem, en 1990, que resucitó: capaz que en agradecimiento, ella le hacía unas entrevistas que a algunos periodistas agudos les parecían “muy cuestionadoras”. Desde hace unos años Legrand trabaja en el canal América, que como es sabido pertenece a De Narváez, que como es sabido es socio de José Luis Manzano, que como es sabido fue ministro del Interior de Menem y autor de otra frase también sincera, la del robo para la corona.
--A Legrand lo de Honduras no le interesa nada, pero la represión del gobierno de facto ya se cobró las vidas de dos manifestantes a favor de la restitución del presidente Zelaya y no se vislumbra en el horizonte cercano una solución pacífica. “No está tan clara la cosa allá”, dijo ella en otro programa, y puso en duda la ilegitimidad del golpe. Tampoco es que uno espere algo muy lúcido, o nuevo, de Legrand. Pero vale la pena tomar nota de festejos, indiferencias, complicidades y direcciones a partir de unos personajes, unos puntos que reunidos en el tiempo y el espacio esbozan la desgracia sonriente de ayer, de hoy, de lo que quieren que sea siempre.
6 Comments:
perfectamente escrito y relacionado todo. Yo también me colgué con esto mucho y digerí un post en mi blog al respecto. No me sorprende Legrand, para nada. Pero sí poso la mirada sobre la reacción (o inacción) de los comensales, todos electos por el voto popular para algún cargo, todos deudores de esa confianza que le tuvieron, todos muy preocupados anteriormente por un supuesto fraude. Pero un golpe de Estado en una nación hermana no les interesa nada...
Perdón por la ligereza. Acá las cosas en elecciones no se vuelven tan serias. Cambia si es de izquierdas o derechas, si, todo cambia, pero no hasta el punto de gran preocupación. Incluso podemos jugar a no participar demasiado, a mantener el sano juicio intacto (e indemostrable)... Pero lo que cuentas solo tiene relación, aquí, con las redes mafiosas que cada vez más se extienden sobre todo en el mediterraneo... Tal vez sea eso.
Abrazo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Bueno, deshoras soy yo, que no me dí cuenta que estaba escribiendo dentro de otra dirección.
Un saludo
Da susto cómo esta gente puede decir las cosas más terribles con total naturalidad a la hora de la comida, y después tragar, tomar, digerir, reír, seguir comiendo, ir a una pausa, mostrar el modelito....
Micheletti es un gran presidente. Como seguro lo será Cobos.
Todo por el bien de mi querido país.
Y no me digan gorilas porque de jovencita me saqué fotos con Perón.
Dios los bendiga amigos y los guie por el camino del bien.
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