el perro de Sábat
--A mí también me llamó la atención la cara de preocupación de Pichetto. Cuando le vi el talante en lo de Bonelli, hace unos días, dije: están fritos. Recordé esa cara hoy cuando vi la caricatura que publica Sábat en Clarín: el ceño fruncido, el gesto adusto, la expresión de es mala la que se viene. Al lado del rostro de Pichetto Sábat adosa un perro negro, orejas puntiagudas, un perro bravo que parece esperar el reto o el castigo de su amo, un mastín vulnerable. Los tamaños de las cabezas son similares.
--Y entonces me pregunté por el hipotético perro junto al rostro de Sábat.
--Antes de eso, creo, o casi en simultáneo, me pregunté por qué Sábat no caricaturizó para la edición de hoy a Menem. Por qué no interpreta eso. Por qué no interpreta toda esa caterva de gusanos desesperados por el queso que mentan la institucionalidad o el periodismo independiente. Ahora me pregunto si publicó alguna vez en Clarín algún dibujo de la señora Ernestina, o de Magnetto, o del propio Van der Kooy, autor de la nota que convive con el dibujo de Sábat.
--Me pregunté también por la libertad de Sábat. ----
--Contó muchas veces, Sábat, que cuando vino desde Montevideo a Buenos Aires estuvo cinco años hasta conseguir un empleo. Que es dura la calle. Que estuvo en ocho diarios y se fue, o lo fueron. Que decidió, entonces, no usar palabras en sus dibujos. Una forma de cuidar el trabajo. De prevenir la dureza de la calle.
--Hay, descubro, un inconveniente respecto a sus retratos del poder. Magnetto es un nombre que puede orientar al respecto: el gran público no lo conoce. Al dinero le gusta el silencio y en consecuencia trata de silenciarse ese concepto: que al dinero le gusta el silencio. En el anonimato se teje muy bien. Pongámoslo así: el elocuente Alberto Samid se aparece en un programa de televisión al lado de una mesa en la que chorrean sangre todavía diversos cortes de carne y explica el proceso de los precios, dónde se compra más barata, por qué en los mostradores estallaron los aumentos, la diferencia en guita respecto al Mercado Central. El elocuente Alberto Samid cuenta cómo se reúnen los capos de los supermercados, su camarita de acuerdos, y deciden, con toda la libertad de mercado correspondiente, retrasar dos o tres meses los pagos a proveedores o aumentar equis productos el porcentaje que se les cante el orten. El elocuente Alberto Samid puede ser retratado por Sábat y aparecer en Clarín, pero difícil que los capos de supermercados aparezcan en un dibujo de Sábat. Acaso por tres razones: porque quién sabe quiénes son, porque anuncian en Clarín y por la libertad de Sábat.
--Entrevisté a Sábat hace unos años. Dijo, ahí, en el Palais de Glace, donde exponía una serie de retratos de figuras del poder, que Arturo Illia fue derrocado por las veinte manzanas de
--Ajá.
--Sábat es un artista que me cae (¿me caía?) bien. Reparo en cierta elocuencia, cierto énfasis (¿virulencia?), de este escrito. Los dibujos de Sábat aparecen, a veces, en las mismas páginas que firma Van der Kooy (que dijo diez años atrás que con Cavallo se había consolidado la economía en
--¿Un San Bernardo?--¿
--Capaz que ya está.
2 Comments:
No estoy en los intríngulis, pero me gusta cuando se cuestionan estas cosas de la libertad individual, del periodismo objetivo y de los mismos por qué de las cosas evidentes. Y no me gusta el perro
sabes algo del arquitecto Daniel Agustin Lamas?
fue profesor mio (llegue a tu blog buscandolo a el)en el ENET 13,ing Delpini,en 1980-1981.lo recuerdo como vos decis.
como es tu nombre?
si tenes algun dato,podes escribirme a :albertopie@gmail.com
gracias
Alberto Piechotka
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