29 de junio de 2010

la mentalista en Sudáfrica






Oigo, en el teléfono, la carcajada. Rosa, dice, y no para de reírse. No conozco a nadie con ese nombre, pero un instante atrás esta mujer había preguntado por el mío. La hermana Rosa. Cuando empiezo a comprender quién es me lo confirma: La famosa mentalista. Ahí sí. Sé, incluso, por qué me está llamando: ¿Así que Messi estaba a punto de convertir sus primeros goles en el Mundial?

--Tiene razón, pienso, pero no me voy a entregar así nomás. El vasco Aguirre es un fanático de mis ideas sobre el fútbol, lee mucho mi blog –expongo-. Y mi vaticinio sobre Messi los llevó a descuidar a Tevez, mando. A la hermana Rosa le da otro ataque de risa. Mire, si se va a dedicar a esto, le recomiendo los hongos alucinógenos del Huevo Morales. Le digo que no siempre dan resultado, que en el mundial anterior las Discípulas de la Nueva Inquisición casi la queman por bruja y por consumo de estupefacientes, tras el fallido pronóstico de 3-1 arriba contra Alemania. Del otro lado hay un chillido y una explosión: Veridiana, ¿estás segura de que no es del Grupo A?, le pregunta a alguien a su lado. Luego unos tambores, un ritmo, algo del tipo tsongo a Dunga, tsongo a Dunga, tsongo dié, tsongo dié. Y el waka waka.

--La pitonisa rosarina está en Sudáfrica, tal como prometió. Trabajando, dice. Esta es una comunicación telepática, me aclara, y no alcanzo a preguntarle por qué la estoy escuchando por el auricular. Aquella vez me interfirieron el poder del Huevo con un arma letal: vello púbico adolescente del doctor Charles B. Grondona. Se los afeitó en los años ’50 y los va usando. Ya le quedan pocos, porque enseguida se hizo depilación definitiva.

--Ese trabajando me hizo acordar de las acusaciones por twitter de la diputada y también vidente Elisa Carrió, que denunció que el kirchnerismo había cooptado a la Fifa, al torpe y regalón Osorio y a la terna arbitral italiana para seguir con la racha triunfalista abatatacerebros. La hermana Rosa se indigna ante lo que califica "una calumnia", pero confiesa que fue convocada en sueños por el lineman Paolo Calcagno, devastado tras la eliminación de su selección, y que, una vez allí, estuvo craneándolo toda la noche con el Qué ves, qué ves cuando me ves, en la versión de Carlitos Tevez y Piola Vago. Le reconozco mi ignorancia acerca de esta grabación del popular delantero del Manchester City sobre esta pieza musical de Divididos. Bueno, es parte de mi trabajo, responde enigmática.

--El filósofo Jota Jota Serenelli se ofrece en nuestro auxilio. Tengo valiosa información, dice. El anuncio, sumado a la lucidez habitual de sus reflexiones, es una promesa de revelaciones sustanciosas para nuestro buen entender. El lineman Calcagno es primo lejano de Alfredo y Eric Calcagno, kirchneristas enquistados en el riñón de Maradona. Nos asombramos. Pero hay más: Y Paolo, su nombre, proviene de un pacto de sangre que hizo su madre con la madre de Paolo el rockero, el dealer que conectó a Huevo Morales con la falsa vidente y la introdujo en la música rock. Eso no es todo: Rosetti, el árbitro, es de la familia del jefe de la bancada de diputados kirchneristas, el chivo Rossi. Serenelli me deja boquiabierto con su incursión en las novedosas corrientes conspirativas. Y Osorio…, se lanza, pero lo interrumpo y le digo que es demasiado, que necesito tiempo y espacio para procesar sus primicias.

--La mentalista no se inmuta ante la referencia a los dichos de Serenelli. Tampoco ante los de la legisladora Carrió: ¿Sabe que estaba detrás de las Discípulas?, desliza. Trascartón lanza un nombre más: Plineo Scipión Castelnuovo. El brillo de un puñal atraviesa nuestra sensibilidad artística: ¿el viejo y centenario marmolero, autor del inolvidable poema dedicado al segundo gol de Argentina contra Serbia y Montenegro, involucrado con la Nueva Inquisición? No, tranquiliza la hermana Rosa, quería decirle que está trabajando unos versos de ‘El chicotazo’, dedicado a Tevez, por el tercero contra México. Y puedo anunciar que tras el partido con Alemania verá la luz su mejor poesía. Me invade una emoción estremecedora. Porque, además, deduzco por sus palabras que el poeta marmolero, de quien no había vuelto a tener noticias, sigue vivo a pesar de su avanzada edad. Acude a mi mente el párrafo final de “Veintisiete toques y una flor”, dado a conocer cuatro años atrás por el antropólogo Roberto Fontanarrosa: Saviola para Riquelme/ Riquelme para Saviola/ y ahí va volando la bola/ para el hermoso Cambiasso/ quien sin detener el paso/ la toca para Crespito/ quien devuelve de taquito/ para el hermoso Cambiasso/ y Cambiasso/ y Cambiasso/ y Cambiasso/ ¡Qué golazo!



--Antes de que su voz se esfume la hermana Rosa me alienta a que siga con mis vaticinios: Total…dice. Quizá suene irónica. Sí, mejor sigo con los comentarios sobre los partidos, concedo. Claro, claro. Se ríe un rato largo. Ahhh, Sudáfrica es una tierra extraordinaria. Parece maravillada. Pero hay mucha competencia, recula, y va nombrando mentalistas enviados por otras potencias. Le digo que entre ella, Maradona y Messi tenemos todas las de ganar. La hermana Rosa más diez, le digo, y nos trenzamos en una absurda polémica entre si sería más diez, once, doce o veintitrés y el cuerpo técnico. Todavía no tiene pronóstico preciso para el sábado, cuando el choque crucial contra Alemania. Sus palabras finales en el teléfono, cargadas de electricidad, nos dejan pensando en nuestra más preciada infusión, en el exquisito y atorrante mediocampista que jugara en Huracán y también en la inteligencia del ajedrez: Ahora estoy trabajando en el Jaque Mate Pastore, dice. Brilla la ilusión en el crudo invierno del Hemisferio Sur.


--(Se te extraña, Fontanarrosa, en este mundial)