12 de junio de 2010

seis y medio (y a ver si fuuuuiiiight)





--Enorme capacidad para generar situaciones clarísimas de gol: eso mostró hoy la Selección Argentina en su debut contra Nigeria. El 1-0 a favor suena, entonces, algo paradójico. Se explica en la gran actuación del arquero Enyeama, en la dosis de azar que siempre interviene y, también, en cierta vueltita de tuerca hacia optimizar concentración. Como dijo Maradona en la conferencia de prensa, cuando en el fútbol se erran tantas chances de gol, es bastante común que llegue el empate. Porque Nigeria también tuvo sus buenas ocasiones de concretar. ¿Que 1-1 hubiera sido injusto? El fútbol y los mundiales están plagados de injusticias.
--Messi la rompió, hay consenso, aunque todavía quedarán salames que digan que “no siente la camiseta”. A menos que la Argentina salga campeón este tipo de salames sobrevivirá durante el invierno y estaciones sucesivas: la salamitud es mucho más resistente que la gripe A. Anduvo muy muy cerquita en cinco o seis, lo dejó mano a mano con el arquero un par de veces a Higuaín, generó tiros libres peligrosos, encaró vertical, vertiginoso, desparramante. Qué placer verlo jugar.



--Se habla de un aceptable funcionamiento colectivo. Sólidos Romero, Samuel y Demichelis, Mascherano, el rombo defensivo. Verón en nivel también aceptable: otro jugador que genera placer al ojo, inteligente, cerebro en cancha con toques de calidad, con sabiduría distributiva. Tiene plena conciencia de los 35 años en el planeta, de que eso lo ubica en bordes físicos. Es un indiscutible en el equipo, sin embargo. Faltó algo más de volumen de juego colectivo en el mediocampo, como si no terminara de articularse. Di María estuvo ausente durante largos ratos, sin entrar en juego; algo explicó Mascherano tras el partido, su función de mantener abierta la cancha como propiciante de espacios para que se movieran Messi, Tévez. Con todo, Di María tuvo un par de paredes con Messi que terminaron en chances claras. Se espera de él, por supuesto, mucho más.
--Enormes ganas, entrega, en el equipo: punto indiscutible. Maradona dispuso que varios de sus hombres jugaran en puestos no habituales para ellos en sus propios equipos: Tévez y Verón con más responsabilidades defensivas, Jonás Gutiérrez como marcador de punta; por el flanco derecho que trajinó ese trío llegaron las chances que tuvieron los nigerianos. Sobre el final, cuando entró Burdisso por Di María y se ubicó como lateral, el sacrificado Jonás fue chocho de la vida de volante por izquierda: parecía que le habían soltado la correa, que le habían sacado un grillete.



--El gol de Heinze parece una jugada preparada: córner de Verón desde la derecha, los que están en el área aprietan contra el arco –Samuel le dio un abrazo cariñoso a un defensor y de paso lo inmovilizó-, el Gringo que llega a la carrera desde afuera al punto penal y se lanza de palomita: la catapultó cerca del ángulo superior derecho. Festejo de dientes apretados. Fue a los 6 del primero, parecía el inicio de una goleada. Los nigerianos lucían abatatados, como confirmando las versiones de que andaban lejos los tiempos que les procuraron el mote de Águilas negras, aquellos que liquidaron a Argentina en la final de los juegos olímpicos que perdió Passarella. El arquero, el azar y la falta de concentración clavaron ahí el resultado. Es cierto, ya no parecen águilas, pero tampoco son cuervos raquíticos: durísimos a la hora de trabar, de poner el cuerpo. Terminar el partido sin lesionados (aunque Verón saliera con una molestia en un gemelo) también es un punto a favor.
--La jugada del gol y otras desmienten la falta de trabajo de Maradona. Plena conciencia, pareció en este partido, de qué esquema, con qué jugadores, en qué circunstancias. Sumada a la entrada de Burdisso, la de Maxi Rodríguez como volante por derecha tendieron a paliar la zona más deficiente en cuanto a funcionamiento del equipo. En la conferencia de hoy parecía consciente de que hay cosas por corregir; en la de ayer, previa al partido, dijo que el equipo estaba seis puntos y medio: anduvo por ahí. Y para adelante, vaticinó, fuuuuiiiight. Acompañó al sonido con una mano que despegaba hacia arriba, como una nave. Se verá en unos días, contra Corea del Sur, que aparenta ser más que Nigeria y encabeza posiciones tras el 2-0 a Grecia, que pinta bastante flojo. La clasificación, en un grupo que de arranque lucía muy accesible, parece ahora casi asegurada. Habrá que ver el rumbo futbolístico de la nave, nomás.