4 de julio de 2010

triste, amargo, final



Una trompada de Muhamad Alí, dijo Maradona. Y parecía noqueado, nomás, en la conferencia de prensa. Los jugadores, un rato antes, al fin del partido, mientras recibían los abrazos de consuelo, también lucían KO. Se acabó lo que se daba, es la hora del adiós. Era linda la historia del Diego otra vez al frente de la Selección, esta vez desde del banco, con sus ganas conmovedoras, su pasión infinita, su barba, su traje, su rosario, su carisma de héroe retobado, su paternalismo querendón con los jugadores. Pero esta vez no hubo suerte ni juego lucido y sí hubo, del otro lado, una maquinita aceitada e implacable. Quién podrá decir que Alemania no mereció ganar.




Amaneció húmedo pero enseguida el cielo se despejó, como si el clima intuyera la necesidad de una jornada primaveral acá, en Buenos Aires: todo habría sido más amargo con un día gris, frío, lluvioso. Celeste y blanco por todas partes. Víctor Hugo Morales transmitía, hoy, algo adelantado respecto a las imágenes en la televisión, así que supimos del gol un instante antes de verlo. Aunque los jugadores argentinos declararon, después, que sabían de la peligrosidad de los alemanes en pelota parada, en el tiro libre que abrió tempranito el partido se vio que los tres atacantes que arremetieron a conectar el centro habían sacado un paso a los defensores. A los tres minutos Argentina perdía uno a cero. Nunca, en lo que iba del Mundial, había estado abajo en el resultado. Nunca había perdido. Y nunca había terminado un partido sin convertir algún gol.



--Alemania pudo haberlo liquidado en los primeros veinte del primero, porque Argentina acusó el impacto. Recién desde ahí, y hasta los veinte del segundo, se tuvo la iniciativa, se generaron chances, se pudo haber empatado. Y luego fue la debacle, en la que tuvo su peso la diferencia física (velocidad, despliegue), el desgaste y el creciente desequilibrio que implicó ir a buscar emparejar y el tembladeral defensivo que fue el flanco derecho: por allí generó, Alemania, los ataques que derivaron en sus cuatro goles. Notables las actuaciones de Müller, autor del primero, Klose (hizo dos) y Schweinsteiger (que no parecía nerviosho, la verdad), que tras una jugada enorme en el área se la sirvió a Friedrich, que marcó el tercero.



--Es curioso que Messi se vaya del Mundial sin haber hecho goles. Algo de mala suerte y de pelota garcha, alguito de merma de puntería, algo de jugar más retrasado que de costumbre, la opción de Maradona para no dejar fuera a Tevez o a Higuaín. Está claro que no lució aquí como en el Barcelona, pero siempre es un placer verlo jugar. Fueron conmovedoras las entregas de Tevez y de Mascherano a lo largo del torneo. Pareció, en el balance, que al mediocampo le faltó plasticidad, mayor fluidez de juego, pero ya está: eso no quitó la producción de muchísimas llegadas contra los arcos rivales. Hoy menos, sí, y menos claras, pero Argentina siguió generando ofensivamente: Di María (en su mejor partido), Tevez, Higuaín, Messi y hasta Pastore, que entró cuando la cosa se dirigía a la catástrofe, tuvieron sus chances. No era el día.



--Maradona había dicho, en la previa al debut, que el equipo andaba por los seis puntos y medio. Ayer, antes de Alemania, evaluaba que estaba en ocho. El 4-0 en contra lo desmiente, rotundo, pero eso no implica que la actuación de Argentina haya sido un bochorno. La eliminación fue un golpe duro, el cross a la mandíbula de Arlt, la piña de Alí. Puede anotarse, también, que la Selección volvió a ubicarse entre las ocho mejores del mundo, como en 2006 y 1998. Claro: se iba a por el título. Y había con qué: futbolistas extraordinarios en todas las líneas, que juegan en los mejores equipos del mundo, que generaron largos pasajes de buen fútbol en el torneo y le pusieron garra. Y estaba el Diego, su pasión, sus ganas, su leyenda en juego. Queríamos tanto verlo ganar, otra vez. Lo van a prender fuego y va a renacer, como acostumbran, como acostumbra. Acá queda agradecerle por su forma de involucrarse hasta los huesos para protagonizar historias futboleras. No fue un final feliz, pero hasta esta instancia hubo buenos tramos de felicidad y cabe, en esta hora triste, evocarlos, no perderlos de vista, acaso celebrarlos.

--Maldición.


2 Comments:

Blogger condado said...

Vaya! Madición, si... Era una de mis finaleistas, la veía entera y aun esperando por Messi... Una lástima. Si llega a poner un párrafo más me voy en lágrimas... Un saludo!

5 de julio de 2010, 11:40 a. m.  
Blogger Marcela said...

Bueno, que bahh....fue lindo mientras duró, muy buena la nota. Saludos!

6 de julio de 2010, 7:22 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home