triste, amargo, final
Una trompada de Muhamad Alí, dijo Maradona. Y parecía noqueado, nomás, en la conferencia de prensa. Los jugadores, un rato antes, al fin del partido, mientras recibían los abrazos de consuelo, también lucían KO. Se acabó lo que se daba, es la hora del adiós. Era linda la historia del Diego otra vez al frente de

Amaneció húmedo pero enseguida el cielo se despejó, como si el clima intuyera la necesidad de una jornada primaveral acá, en Buenos Aires: todo habría sido más amargo con un día gris, frío, lluvioso. Celeste y blanco por todas partes. Víctor Hugo Morales transmitía, hoy, algo adelantado respecto a las imágenes en la televisión, así que supimos del gol un instante antes de verlo. Aunque los jugadores argentinos declararon, después, que sabían de la peligrosidad de los alemanes en pelota parada, en el tiro libre que abrió tempranito el partido se vio que los tres atacantes que arremetieron a conectar el centro habían sacado un paso a los defensores. A los tres minutos Argentina perdía uno a cero. Nunca, en lo que iba del Mundial, había estado abajo en el resultado. Nunca había perdido. Y nunca había terminado un partido sin convertir algún gol.
--Alemania pudo haberlo liquidado en los primeros veinte del primero, porque Argentina acusó el impacto. Recién desde ahí, y hasta los veinte del segundo, se tuvo la iniciativa, se generaron chances, se pudo haber empatado. Y luego fue la debacle, en la que tuvo su peso la diferencia física (velocidad, despliegue), el desgaste y el creciente desequilibrio que implicó ir a buscar emparejar y el tembladeral defensivo que fue el flanco derecho: por allí generó, Alemania, los ataques que derivaron en sus cuatro goles. Notables las actuaciones de Müller, autor del primero, Klose (hizo dos) y Schweinsteiger (que no parecía nerviosho, la verdad), que tras una jugada enorme en el área se la sirvió a Friedrich, que marcó el tercero.
--Es curioso que Messi se vaya del Mundial sin haber hecho goles. Algo de mala suerte y de pelota garcha, alguito de merma de puntería, algo de jugar más retrasado que de costumbre, la opción de Maradona para no dejar fuera a Tevez o a Higuaín. Está claro que no lució aquí como en el Barcelona, pero siempre es un placer verlo jugar. Fueron conmovedoras las entregas de Tevez y de Mascherano a lo largo del torneo. Pareció, en el balance, que al mediocampo le faltó plasticidad, mayor fluidez de juego, pero ya está: eso no quitó la producción de muchísimas llegadas contra los arcos rivales. Hoy menos, sí, y menos claras, pero Argentina siguió generando ofensivamente: Di María (en su mejor partido), Tevez, Higuaín, Messi y hasta Pastore, que entró cuando la cosa se dirigía a la catástrofe, tuvieron sus chances. No era el día.
--Maradona había dicho, en la previa al debut, que el equipo andaba por los seis puntos y medio. Ayer, antes de Alemania, evaluaba que estaba en ocho. El 4-0 en contra lo desmiente, rotundo, pero eso no implica que la actuación de Argentina haya sido un bochorno. La eliminación fue un golpe duro, el cross a la mandíbula de Arlt, la piña de Alí. Puede anotarse, también, que
--Maldición.
2 Comments:
Vaya! Madición, si... Era una de mis finaleistas, la veía entera y aun esperando por Messi... Una lástima. Si llega a poner un párrafo más me voy en lágrimas... Un saludo!
Bueno, que bahh....fue lindo mientras duró, muy buena la nota. Saludos!
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