14 de diciembre de 2009

navegante





en esta vereda sombra

en la otra ciega el sol


cuzco al fondo de un pasillo

olor a carne asada

mediodía


el funebrero cabecea

–arriba-

y limpia a navaja

la palabra en el metal


murmuran los cercanos


el cuerpo agotado

y ahí con él mira

llora

pibe, alumno, nieto

solo


solo


vuelvo sin saludar los árboles

brillan verde, azul

-la lluvia de anoche-

dicen la orilla

al navegante, al escritor